¿Alguna vez has tenido esos momentos en los que tomas una decisión contraria a la recomendada por tus padres porque crees que tu juicio es el correcto, solo para descubrir que, después de todo, tus padres tenían la razón? Si. ¡Es fastidioso! No sé si te haya pasado a ti, pero yo tuve muchos de esos momentos en mi vida. Desobedecí sus consejos pensando que mi camino era el mejor y viví para arrepentirme.
Creo que nuestra relación con el Universo (Dios, según nuestra general creencia) es muy parecida a la que teníamos con nuestros padres cuando éramos jóvenes. No siempre queremos oírlo y mucho menos seguirlo. Recorrer este viaje llamado vida también es muy parecido a conducir por una carretera que a menudo tiene su cuota de desvíos y giros inesperados, no lo crees?
Al igual que un sistema GPS, el Universo nos guía en nuestra existencia a través de la más conveniente de las rutas, incluso cuando creemos que sabemos de una mejor. Me gustaría compartir una historia personal reciente que ilustra el profundo impacto de confiar en esta guía superior.
Una lección en la carretera
Era una tarde normal y corriente, y me dirigía a casa con mi hija después de un largo viaje de cuatro horas y un día agotador. El cielo estaba pintado con los cálidos tonos del atardecer y lo único en lo que podía pensar era en la comodidad de mi cama. Mientras conducíamos por la autopista, la familiar voz del GPS daba sus indicaciones habituales. Sin embargo, esta vez, sugería algo diferente: tomar los carriles alternos.
Ahora bien, siempre he asociado los carriles alternos con un tráfico más lento. En el pasado, el GPS siempre me había guiado hacia los carriles expreso, que son más rápidos y directos. Naturalmente, mi instinto me instaba a ignorar el GPS y seguir los carriles expreso que parecían moverse más rápidamente. Pero cuando estaba a punto de obviar el GPS, una suave voz dentro de mí susurró: “Waleuska, escucha y sígueme”. Sentí como si el Universo me estuviera dando un empujoncito para que confiara en su guía, incluso si contradecía mi percepción inmediata de lo que era mejor.
La revelación inesperada
A regañadientes, seguí el consejo del GPS y tomé los carriles regulares. Al principio, la carretera parecía avanzar a paso de tortuga y no pude evitar sentirme frustrada. Los carriles expreso que había querido tomar, avanzaban a toda velocidad. Mi impaciencia aumentó a medida que expresé en voz alta mi error al no seguir mi primera intuición. Tiendo a ser dura conmigo misma y la perspectiva de mi cómoda cama parecía ahora algo lejano.
Sin embargo, a los cinco minutos de esta ruta aparentemente lenta, sucedió algo inesperado. Los carriles regulares comenzaron a despejarse y se transformaron en caminos de rápido tránsito. En marcado contraste, los carriles expreso se habían convertido en un estacionamiento, con autos atascados durante kilómetros y el tráfico completamente paralizado.
En ese momento, la decisión de confiar en el GPS (y, por extensión, en la guía del Universo) se sintió como un golpe de intuición brillante. La frustración y la impaciencia que había sentido antes se disiparon y fueron reemplazadas por una profunda sensación de alivio y gratitud. Me habían guiado a la perfección y lo que en un principio parecía una ruta más lenta resultó ser la mejor después de todo.
Una perspectiva más amplia sobre la orientación
Esta experiencia me enseñó una valiosa lección sobre el viaje de la vida. Así como el GPS proporciona orientación basada en una visión más amplia del tráfico y las condiciones de la carretera, el Universo (o Dios) nos ofrece una dirección que no siempre coincide con nuestras percepciones o deseos inmediatos. Podemos creer que conocemos la ruta más expedita o que tomaremos la mejor decisión basándonos en nuestra experiencia. Sin embargo, el Universo ve un panorama más amplio que nosotros no podemos percibir y comprende no solo el camino que tenemos por delante, sino también los obstáculos y las oportunidades de avanzar. Sin embargo, al igual que yo me quejaba y lamentaba por haberle escuchado, a menudo casi todos reaccionamos así a la orientación del Universo. Como no entendemos ni vemos lo que tenemos que afrontar, tendemos a desobedecer y a seguir erróneamente el camino que termina siendo más doloroso para nosotros.
Cuando elegimos escuchar y confiar en esta guía divina, incluso si parece contraintuitiva, nos alineamos con un viaje que no solo es más seguro sino también más armonioso con nuestro verdadero propósito. Al igual que un GPS, el Universo tiene una visión maestra de nuestro camino y sabe cómo navegar a través de las complejidades de la vida.
Confiando en la guía con confianza y fe
Habrá momentos en que nuestra fe flaquee y dudemos de la dirección hacia la que nos están guiando. Sin embargo, es en esos momentos cuando la confianza se vuelve primordial. Mi experiencia ese dia fue un recordatorio de que cada vez que elegimos seguir la guía que recibimos, nos estamos alineando con un plan mayor, uno que a menudo es más favorable de lo que podríamos haber imaginado por nuestra cuenta.
La próxima vez que te encuentres en una encrucijada o frente a un giro inesperado en la vida, tómate un momento para escuchar. Confía en los susurros del Universo o en la guía de Dios y recuerda que, incluso si el viaje parece más lento a veces, siempre hay un camino que se abre claro por delante que te lleva hacia una dirección destinada para ti. Mi deseo para ti es que siempre encuentres el coraje para escuchar la guía proporcionada por el Universo y acojas tu viaje con fe y confianza. Buen viaje en tu camino, a donde sea que te lleve. Recuerda, a veces la ruta más lenta es la que te lleva con seguridad a donde necesitas llegar.
Con gratitud, Waleuska Lazo