Una de las frases más profundas que he escuchado en mi vida vino de los labios de alguien a quien admiro profundamente. Mientras limpiaba mis lágrimas, me dijo, “mantén tu rumbo y encuentra el regalo en tu dolor”. Esa frase se ha quedado conmigo desde entonces.
Dicen que la condición humana es buscar placer y evitar el dolor. Entonces, ¿cómo es que uno puede encontrar dolor en un regalo? Un regalo es algo asociado con el placer. El placer es algo ausente al dolor. Sin embargo, esto es lo que el Universo me estaba pidiendo. Estaba siendo probada a superar una gran pena para trascender al otro lado de la verdadera felicidad.
¿Has enfrentado alguna adversidad? ¿Situaciones trágicas, pérdida de un ser querido, angustia, traición amorosa? ¿Alguna vez has confrontado dificultades financieras? Me imagino que sí.
Todos conocemos historias de increíbles pruebas y triunfos. Aquellos que, a pesar de afrontar por cosas horribles, salen al otro lado con una gratitud y comprensión más profunda por sus vidas. No tengo que ir demasiado lejos. Gente de mi propia familia que sobrevivió al Holocausto. Mi familia podría elegir vivir enojada con el mundo. En cambio, han logrado crear hermosas vidas productivas y satisfactorias. Puedo pensar en muchos otros ejemplos. Entre ellos, uno de mis favoritos, Viktor Frankl y su relato de su vida real en su libro: Un Hombre en Busca de Sentido
Pero cuando la desgracia o angustia nos sucede, perdemos perspectiva, ¿no crees?
Actuamos como si fuéramos los únicos que han confrontado la traición, el rompimiento del corazón, la pérdida, y la lista continúa. La realidad es que tú no eres el primero, ni serás el último en sentir dolor en tu vida. Viktor Frankl dice: “Si hay un sentido en la vida, entonces debe haber un significado en el sufrimiento. El sufrimiento es una parte inevitable de la vida, incluso como el destino y la muerte”.
Así es que me pregunté, “¿Cuál podría ser el significado de mi sufrimiento?”
Hay una dicotomía cuando se trata de la manera en que pensamos del dolor. Odiamos sentir dolor, pero cuando nos golpea, a menudo lo convertimos en un acompañante permanente en nuestras vidas. En lugar de dejar ir el dolor, nos apegamos al sufrimiento y nos quedamos atrapado en él. ¿Podría ser que el dolor en nuestras vidas nos hace sentir más vivos que la alegría? ¿Acaso el dolor atrae más simpatía que la felicidad?
Necesitamos aprender acoger el dolor y aprender de él. No importa por lo que estemos pasando, nosotros siempre conservamos la libertad de elegir cómo responder a nuestro sufrimiento.
Aquí estaba yo sufriendo, llorando y sintiendo pena por mí misma. Me había quedado en una situación que no era saludable para mi vida. Sin embargo, me quedé en ella, porque evitar el dolor era más fuerte que enfrentarlo. La verdad es que me aterrorizaba sentir dolor. Tenía miedo de sentir la ausencia de no tener más a “esa persona” a mi lado.
De lo que no me daba cuenta era que ya estaba enfrentando al dolor que venía como una dosis diaria de veneno. Al principio, no lo sabes. Viene camuflada, desapercibida con pequeñas mentiras y falta de afecto. Las dosis aumentan con indiscreciones y falta de seguridad.
Sí, no quería enfrentar ese dolor intoxicante que más tarde me dejaría sin aliento y sin vida. Consumida por un agujero vacío en la boca de mi estómago. Sabes de lo que estoy hablando, ¿no? Tú lo has sentido también. Traté de posponer lo inevitable. Sufrí una muerte de mil cuchilladas, como bien dice Esther Perel. Elegí evitar la muerte final y rápida y en cambio, me conformé con una muerte diaria y lenta, pero una muerte sin embargo.
Lamentablemente, es a través de nuestras experiencias dolorosas que aprendemos más sobre nuestra fuerza interior. Es a través de nuestro dolor que nos revelamos a nosotros mismos quiénes realmente somos.
Me pregunto: “¿Qué hubiera pasado si no hubiese tenido tanto miedo al dolor?”
“¿Qué si hubiese mirado el dolor a través de lentes diferentes? ¿Con otra perspectiva, que hubiese pasado?”
“¿Me hubiera quedado a sufrir durante tanto tiempo? ¿O hubiera entrado en la tormenta de una vez y terminarlo todo rápido?”
Si hubiese sabido entonces lo que sé hoy, mi vida hubiera tomado un giro muy diferente. En cambio, morí diariamente por un período de tres años, mi veneno diario me despojaba de mi coraje y fuerza.
¿Qué se puede hacer?
Aprende acoger tu dolor y a verlo por lo que es, o puedes permanecer esclavo a tu sufrir. Recuerda lo que dijo Buda, “El dolor es una parte inevitable de la vida. El sufrimiento es opcional.”
Cuando decidí a pensar de esa manera, me encontré con dos opciones: Dejar que mi dolorosa circunstancia me quitara, mi fuerza de voluntad y darme por derrotada, o podría luchar para encontrar alguna manera de sacarme del agujero en el que me encontraba.
Sentí que el Universo me estaba pidiendo que aceptara responsabilidad por lo que estaba sucediendo. Por supuesto, no creé este dolor. Tampoco merecía lo que me estaba pasando. Sí, podría haber seguido jugando a la víctima, ¡un papel que hago muy bien! En cambio, opté por asumir la responsabilidad de lo que me estaba ocurriendo y traté de buscar el regalo en este dolor.
Las cosas suceden por una razón, ¿recuerdas? Así que tenía que haber algún significado que extraer de todo este daño. Emprendí la misión de levantarme de mi depresión. Me obligué a salir de la cama después de días de acostarme en ella sin vida y me dije: “Levántate y encuentra la lección en todo esto”
Al aceptar responsabilidad por mi dolor, aprendí que soy fuerte. Pensé durante mucho tiempo que era débil. Había renunciado a mí poder y había olvidado quién era.
El dolor es una bendición en disfraz. Es debajo de ese dolor que la verdadera curación toma lugar.
Cuando estamos en dolor, es demasiado fácil olvidar lo que tenemos y centrarse sólo en lo que nos falta. Salir de este estado de mente no es fácil tampoco. Oirás a gente decirte, “Esto pasará.” “Estarás bien de nuevo”, “Olvídate de eso y sigue adelante”, “Hay cosas peores en la vida, supéralo”, y la lista continúa.
Intuitivamente sabemos que tienen razón. Pero ¿qué les da a estas personas el derecho de minimizar nuestro dolor? La verdad es que nadie sabe cómo nos sentimos porque todos percibimos el dolor y la alegría de maneras únicas. Así que no voy a decirte que superes tu dolor o que tienes que dejarlo ir y seguir adelante. Sólo tú mismo puedes llegar a esa determinación.
Pero lo que puedo decirte es esto: en el momento que decidas ver a tu dolor por lo que es, sin apego, el significado de ese dolor cambiará. Hay una libertad que viene al aceptar el dolor. Soy un testimonio vivo de ello. ¿Mi liberación? Llegó cuando me permití finalmente acoger el dolor. Dejé de luchar contra él. Permití que el dolor penetrara cada parte de mi alma. Fue entonces cuando me di cuenta de que soy mucho más que mis pensamientos y mi sufrimiento. Tuve el poder de elegir cómo iba a seguir reaccionando ante el!
No fue fácil; No te mentiré.
Requiere fortaleza.
Hubiera sido más fácil para mí mantener el dolor auto-infligido. Permanecer como la víctima que cuestionaba sólo el porqué de las cosas. “¿Por qué me está pasando esto?” se había convertido en el eco de mi vida.
Pero elegí ser valiente. Cambié mi perspectiva hacia mi circunstancia. Elegí creer que las cosas no me suceden A MÍ, en cambio suceden PARA MÍ.
Elegí creer que el Universo era mi amigo y que estaba colaborando para ayudarme a lograr todos mis sueños. Cuando tienes esta mentalidad, vas a buscar las lecciones en todo lo que te viene, bueno o malo. Comencé a pensar que el Universo estaba aquí para apoyarme y protegerme. Como resultado, miré a mi dolor como algo que SUCEDE PARA MÍ, para aprender una valiosa lección. Una lección puesta allí por el Universo, no para herirme, sino para impulsarme más cerca de mi verdadero destino.
Afortunadamente mi dolor me dio la oportunidad de redescubrirme. Comencé a levantarme temprano y a salir de la cama. Fui al gimnasio a pesar de que no quería. Decidí leer. Leí algunos libros increíbles que inspiraron mi alma. Empecé a escribir de nuevo. Comencé a pensar en las cosas asombrosas que tenía en mi vida.
Cuál es el primer paso?
Toma una decisión.
En el mismo momento que eliges cambiar tu perspectiva; es cuando sucede. Yo cambié toda mi energía de miedo e ira en la que estaba y me enfoque en el AMOR y la GRATITUD. Comencé a respirar profundo y me abrí a apreciar las cosas que tenía y no a anhelar las cosas que me faltaban. En el momento en que permití sentir el dolor en el que estaba, sin vergüenza, fue el momento en que empecé a sanar.
Quisiera corregir a Freud y a Aristóteles. El verdadero objetivo de la existencia humana no es asegurar el placer y evitar el dolor. El verdadero objetivo de la existencia humana, para mí, es encontrar SIGNIFICADO en nuestras vidas. Así que encuentra tu razón por vivir. Tiene que ser algo que es más grande que ti mismo. No puede ser tu pareja, tus posesiones materiales ni tus metas impulsadas por el ego. Encuentra algo que te haga levantarte por las mañanas. Algo que haga tu vida aquí en la tierra valer la pena por vivir.
Para mí, es ser la mejor madre que puedo ser para mis hijas bellas. Ellas son mi razón para vivir. Ellas son mi ‘porqué’ para soportar cualquier ‘cómo’.
La segunda es poder inspirar y elevar a otros a través de mi escritura. Derivo un gran significado poder estar a tu servicio y compartir contigo mi verdad. Esperando que mis experiencias te ayuden a encontrar alguna perspectiva en tu vida propia.
Aprende a vivir una vida de propósito. Vive un estado de gratitud. Si haces eso, nada te derrotará. Si una persona viene y se va, acéptalo. Significa que nunca iba a ser permanente en tu vida. Te harás más fuerte para enfrentar los reveses y las circunstancias que te vendrán. Crecerás y aprenderás cada vez de tu dolor y de las lecciones que trae. Seguramente seguirás padeciendo de dolor en tu vida. Pero no te quedaras atascado en el sufrimiento porque tu perspectiva ya será diferente.
Al enfrentar mi dolor, aprendí que soy mucho más que mis pensamientos y circunstancias. Ya no me defino por el “que me ama”, ni por lo que otros piensan de mí. Aprendí que puedo superar el dolor y no atribuirle mucho sentido, aparte de la lección que trae consigo. Aprendí que puedo soportar y que en verdad, todas las cosas en la vida pasan.
La mayor bendición en mi vida fue no tener temor de enfrentar el dolor. Fue este dolor el que me permitió romperme desde el interior para que la luz pudiera penetrar y pasar. Fue en este sufrimiento que evolucioné como persona. Si no hubiera sido por esta pena, no me hubiera dado cuenta de lo fuerte que realmente soy.
El mostrar gratitud por mi dolorosa circunstancia me llevó a apreciar todo lo bello que hay en mi vida. Uno no puede apreciar la luz a menos que hayas visto la oscuridad. Uno no puede valorar la alegría sin experimentar el dolor. Salud sin caer en la enfermedad. El amor sin la sensación de pérdida. Abundancia sin escasez. El cielo no es bendecido con un arco iris sin haber pasado por lluvia.
¡Hay algo hermoso en saber que sentimos dolor porque significa que estamos VIVOS! Nos da una conexión clara de ser intensamente humanos. El dolor está ahí para recordarte que puedes sufrir, llorar, amar y reír todo al mismo tiempo. ¡Y eso mis amigos se llama TENER UNA EXPERIENCIA HUMANA!
Me encanta Glennon Doyle Melton cuando dijo: “sentir el dolor es aprender a mantener tu corazón abierto mientras se rompe”. Sólo cuando enfrentas a tu dolor y aprendes de él, es que encuentras la verdadera libertad.
En cuanto a mí?
Ninguna persona que entra o sale de mi vida me derrotara jamás. Comprendí que yo existo y soy mucho más que mis circunstancias. Sé que no puedo hacer a nadie responsable por mi felicidad ni por mi dolor.
¿Me gustó esta dolorosa experiencia?
¡No!
Pero no la cambiaría por nada. Esta etapa dolorosa es la que me transformó de víctima a guerrera. Me encanta poder escribirte acerca de mis trayectos y ser vulnerable contigo sobre mis sentimientos sin sentir vergüenza.
Sí, fuí herida, y mucho.
¿No nos han herido a todos?
En ese sentido, no soy única. No soy la primera ni seré la última. Lo que hice con mi dolor, sin embargo, es lo que me hace diferente.
¿Qué vas a hacer? ¿Vas a buscar por la oscuridad en tus circunstancias o vas a buscar la luz en ella?
¡La decisión es tuya!
está muy bello como es presa el dolor,todos hemos pasados experiencias parecidas o muy similares. Pero yo siempre he sabido que eres fuerte y que esto te iba a convertir en mejor persona . Los dolores nos fortalece y tu eres bella joven y tienes mucha sabiduría y muchas bendiciones. Dios te ha puesto en prueba y la pasantes 100% te amo y estoy muy feliz de verte cada día en tu sabacion . Felicidades me encanta la manera de describir el dolor. Y este blog nos ayudará a todos a ser más fuerte bendiciones. Mama.
Me encanta amiga como escribís, que belleza y que don ten grande el que tenes que podes llegar a cada una de nosotros, en este momento en la vida de mi hija le cayó como anillo al dedo tu escritura
Saludes y un abrazo
Karen