¿Qué pensarías si te dijera que hay una manera de obtener, aumentar y de hacer durar tu nivel de felicidad?

Desde el momento en que nacemos, la felicidad es algo que todos nos esforzamos por alcanzar….

Thomas Jefferson sabía esto cuando dijo que todos: “Tenemos un derecho inalienable a la búsqueda de la felicidad”

Entonces, ¿qué es la felicidad?

Eso epende a quién le preguntes. La felicidad es subjetiva al individuo y lo que lo hace feliz a uno, puede no tener impacto en otra persona. Esta subjetividad hace a la felicidad difícil de definir, y aún más difícil la idea de lograrla.

Los desencadenantes responsables de sentirse feliz difieren de persona a persona, pero a pesar de su subjetividad, universalmente podemos estar de acuerdo en que la felicidad es una emoción que sentimos.

Algunas personas sienten felicidad cuando encuentran a su pareja ideal, cuando hacen el amor, cuando se sienten cómodos en su propia piel, cuando logran un objetivo determinado o cuando compran ciertas cosas.

Noventa y nueve por ciento de las veces buscamos la felicidad en el mundo externo. Para muchas personas, la felicidad se basa en las posesiones, los logros y las circunstancias. Hemos sido condicionados a creer que la felicidad proviene primordialmente de una fuente externa.

Entonces, te has preguntado ¿por qué hay tantas personas infelices en el mundo?

Vivimos en un mundo impulsado por la gratificación instantánea, el consumismo, donde no tenemos ningún reparo en quedar en deuda indefinida por la simple búsqueda del boleto dorado a lo que creemos es la felicidad.

A menudo obtenemos las cosas que creemos que nos harán finalmente felices solo para descubrir que lo lográramos y que aun así, no estamos contentos en lo absoluto.

Encontramos el compañero ideal; logramos el peso perfecto, conseguimos el trabajo oportuno, compramos todos los juguetes nuevos y ¿qué ocurre?

Poco tiempo después, nos encontramos insatisfechos. La persecución comienza, el ciclo se repite una y otra vez buscando la próxima cosa que nos va dar el siguiente nivel de felicidad.

La carrera por la felicidad es una carrera que nunca termina, y esta creencia es como una adicción. Obtenemos la próxima infusión; nuestros cuerpos reciben el impacto momentáneo de felicidad, energía y claridad. Una vez que nos acostumbramos al estímulo externo, sus efectos desaparecen. Vivimos en estado letárgico buscando la próxima cosa que nos dé la siguiente dosis y este ciclo se repite una y otra vez.

En poco tiempo, nos damos cuenta que nos acostumbramos y ya no estamos recibiendo el impacto con la misma intensidad que antes, por lo que luchamos por obtener más, una dosis más alta para obtener el mismo efecto.

Para que nuestros cerebros obtengan la misma sensación de satisfacción, la emoción debe ser mayor que la primera, y el ciclo es una receta interminable con un vacío e insatisfacción perpetuos.

Tenemos una epidemia en nuestra sociedad de personas infelices. Un informe declaró recientemente que uno de cada cuatro adultos en América no es feliz. Vivimos siempre mirando por encima de la cerca del vecino. Estamos atrapados en la ilusión de que el césped de otra persona es más verde que el nuestro.

La felicidad no es algo de adquirir.

La felicidad no es algo que puedas perseguir.

La felicidad no es algo para obtener o comprar.

La felicidad es un estado de ser. Es un estado independiente de la razón, las circunstancias o las cosas.

¿Has notado que algunas personas siempre están contentas mientras que otras no?

Te has preguntado por qué?

Los estudios muestran que cada persona tiene un rango de felicidad, un punto de referencia en el que operan y ese rango varía según la persona, al igual que tu peso.  A menos que tomes medidas drásticas, tu cuerpo fluctúa en un cierto rango. Bueno, lo mismo puede decirse de tu felicidad.

Afortunadamente para nosotros, hay una forma de aumentar nuestro rango de felicidad sin tener que tomar medidas drásticas.

Tenemos dentro de nosotros los medios para aumentar nuestro rango de felicidad y hacer que dure más de lo que estamos acostumbrados. Donde la ciencia alguna vez pensó que nuestra felicidad era parcialmente el resultado de nuestros genes, los nuevos avances en genética ahora están erradicando esa noción.

No somos víctimas de los genes que nos dieron. No somos víctimas de nuestro pasado.  Los descubrimientos en epigenética y neuroplasticidad muestran que nuestras percepciones, pensamientos y emociones pueden influir y cambiar nuestra composición genética.

Cambiar la programación de nuestro subconsciente, nuestros pensamientos, creencias y emociones pueden crear nuevas neuronas y hacer crecer nuevas conexiones de vías neuronales en nuestros cerebros, dándonos el control para crear una nueva realidad.

Por lo tanto, nuestros pensamientos y emociones influyen mucho nuestro punto de ajuste de la felicidad.

¿Qué significa esto?

Puedes crear tu estado de felicidad tú mismo sin el estímulo externo.

“La felicidad es un trabajo interno”

Las siguientes son técnicas que puedes usar para aumentar tu nivel de felicidad

Deja de jugar a la víctima:

Tú, y solo tú eres responsable por tu vida. Eres el co-creador de todo lo que te sucede. Sí, lo leíste correctamente. Tú eres el arquitecto, y como tal, tú eres responsable de cada evento, acción y circunstancia en tu vida.

Estás hecho de pura energía, y tus pensamientos son potentes transmisores que señalan y mandan ondas vibratorias al universo y este, refleja las cosas que están en tu misma onda de frecuencia.

Así que enérgicamente atraes cosas a tu vida; lo bueno, lo feliz, lo feo, lo doloroso, el amor, el dolor, todo en su totalidad. Así que deberías tener en cuenta lo que permites entrar en tu mente.

Asume la responsabilidad de tu felicidad en lugar de relegarlo a alguien o algo fuera de ti mismo para cumplirlo. Deja de culpar al mundo y comienza a ser el cambio que deseas ver y sentir. El Dr. Joe Dispenza lo dice mejor: “No se puede crear un nuevo futuro como víctima”.

Cambia tus pensamientos y cambiaras tu mundo:

“Cambia cómo miras a las cosas y las cosas que miras cambiarán.”  Esa es una frase poderosa de uno de los mejores maestros de la historia, Wayne Dyer.

Las cosas inoportunas siempre sucederán.  Es cómo reaccionas y como cambias tu perspectiva sobre esas cosas lo que te harán aumentar o disminuir tu rango de felicidad.

No importa cuán dolorosas sean las circunstancias por las que estás pasando, aprende a ver el regalo.

Todo lo que enfrentamos en la vida existe por una razón y el 99 por ciento de las veces brinda una lección que puedes aprender para ayudarte a evolucionar y cambiar. Solo necesitas estar dispuesto y abierto a verlo.

En lugar de ver las cosas como que te suceden a ti, aprende a verlas de manera que están sucediendo para ti, para enseñarte algo que te impulsara más cerca de tu destino.

Deja la culpa. Culpar a los demás te excusa de asumir la responsabilidad por la vida que has creado.

Tú tienes el poder de elegir cómo vas a reaccionar a las circunstancias. El poder está en la forma en que tú piensas sobre las cosas. Puedes reaccionar de manera que agregue más estrés y enojo, o puedes reaccionar con aceptación y aprender a ver las cosas tal como son, y no por lo que crees que deberían ser.

Esperar que el mundo se comporte a través de tus lentes y nociones preconcebidas es una receta rápida para la decepción.

En cambio, encuentra el lado bueno de las cosas. No digo que esto funcione el 100% del tiempo, pero muchos de nosotros ni siquiera tratamos de encontrar el obsequio en el diez por ciento de las cosas que nos suceden.

La vida puede ser tan hermosa o tan difícil como la quieras ver, todo depende de con que lentes elijes verlos. Me encanta una historia que leí hace muchos años sobre dos hombres compartiendo una celda de prisión.  A través de la misma ventana, un hombre ve los barrotes y el otro hombre elige ver las estrellas.  Todo es percepción.

Cambia tu historia:

Solo cambiando tus pensamientos, creencias y emociones basadas en el miedo, puedes crear nuevas posibilidades para tu vida. Tu mundo es un reflejo, un espejo de tu estado mental interior y ese reflejará todo aquello en lo que piensas.

Pensamos 70,000 pensamientos por día, y esos son los mismos pensamientos que tuvistes el día anterior. El noventa por ciento de esos pensamientos son inconscientes.

¿Cuál es la historia que estás repasando en tu mente?

Para la mayoría de las personas, esa historia que te dices en tu mente a diario, elimina la felicidad de tu vida.

Dicen que cada historia puede ser el drama de la víctima o el drama del héroe. ¿Cuál eres?

Es simple. Tu nivel de felicidad esta en directa proporción a las historias que te dices a ti mismo acerca de lo que tú crees ser cierto sobre tu vida y el mundo en el que vives. Se consciente de lo que permites entrar en tu mente porque lo que piensas constantemente, se manifiesta.

Recuerda que solo porque piensas algo no quiere decir que sea verdad.

Has las paces con tu pasado:

Vivir en el pasado y aferrarse a viejas heridas y desilusiones es una manera rápida de nunca llegar a ser más feliz para siempre. Me encanta la línea que dijo Oprah en una de las muchas entrevistas que he visto,

“El perdón está en poder abandonar la esperanza de que el pasado hubiera podido ser diferente.”  Las cosas son como son.  Acéptalo y sigue adelante. Has las paces con tu pasado, para que no arruines tu presente y tu futuro.

Sufre lo que debe ser sufrido.

Llora lo que debe ser llorado.

Perdona lo que debe ser perdonado.

Pierde lo que necesita ser perdido y así es como comienzas a sanar tu vida.

El perdón conduce a la curación y la curación conduce a la paz y la paz conduce a la felicidad.

Practica atención plena:

Estar muy presente en el momento es importante porque el presente es el único tiempo que tienes. Se llama presente por una razón, porque es un regalo.

El mejor regalo que puedes darte a ti mismo y a tus seres queridos es estar completamente presente en el momento sin preocuparte por cosas que no puedes controlar.

Es más fácil decirlo que hacerlo. Lo sé. Pero con la práctica te vuelves mejor. Te estoy dando las estrategias.  No digo ni pretendo que serán fáciles. Lo que sí afirmo es que valdrá la pena, ¡si quieres ser más feliz, es lo que debes hacer!

Centrarte en el pasado o en el futuro simplemente te roba la felicidad que puedes gozar al mantenerte concentrado en el momento. Mantenerte presente reduce la depresión asociada con vivir en el pasado y la ansiedad de vivir en el futuro.

¿Adivina qué? No hay nada que puedas hacer. No puedes controlar a ninguno de los tiempos, así que ¿por qué molestarte en arruinar el día de hoy preocupándote por algo que de todos modos puede o no ocurrir mañana?

No vivas tus días en autopiloto. Sé consciente de las cosas que te rodean. Detente a notar la belleza del mundo. Las pequeñas cosas que damos por hechas y que están ahí para agregar sentido a nuestras vidas.

¿Cuándo fue la última vez que saliste a observar la luna?

Detente un momento y camina descalzo sobre la hierba. Cierra los ojos en un día soleado y siente el calor del sol en tu rostro.

Mira a alguien a los ojos cuando te hablan. No solo oigas a tus hijos cuando hablan, realmente escúchalos.

La próxima vez que sostengas la mano de tu compañero, siente la textura de su piel, la temperatura.

Besa con los ojos cerrados y besa profundamente.

El siguiente aliento que tomes justo después de leer esto, intenta regalarle a tus pulmones con una respiración lenta y profunda.

Todos somos culpables de pasar nuestros días sin estar conscientes. Pasamos por desapercibida toda la belleza que nos rodea. Rompe el hábito. Es trágico que los seres humanos solo apreciemos y notemos las cosas una vez que han pasado, una vez que se han ido, una vez que han muerto.

Observa y aprecia todo mientras puedes, mientras todavía estas aquí, especialmente con tus seres queridos.

No aprecies la luz solo hasta cuando cae la oscuridad. No aprecies el sol solo cuando comienza a nevar. No valores a tu familia solo hasta que estas lejos de tu hogar. No te des cuenta de cuánto amas y necesitas a tu pareja hasta que la hayas perdido.

Vive una vida de propósito:

Encuentra algo que ames hacer.  Encuentra tu regalo, tu don especial. Todos tenemos uno. Encuéntralo y compártelo con el mundo. Puede ser algo que ya estás haciendo en tu trabajo, y si ese es el caso, eres afortunado. Si no es así, encuéntralo. Sabrás cuando lo encuentres porque resonará en todo el centro de tu ser.

Tiene que ser algo que es más grande que ti mismo y no egoísta. Cuando vives tu vida con propósito y pasión, es difícil sentirse deprimido.

Concéntrate en la gratitud:

Te contaré un gran secreto.

Listo?

Las personas que son felices sin razón aparente, son las que han aprendido a no desear nada más aparte de lo que ya tienen.

Mi amigo Michael es un ejemplo de eso. Estábamos hablando de la vida y de nuestros hijos como solemos hacer, y él lo dijo muy bien: “No quiero nada nuevo, solo quiero más de lo que ya tengo.”

Brillantemente dicho, y si no supiera nada más sobre él, para mí, eso fue suficiente.

Concéntrate en las cosas que tienes en tu vida en lugar de en las que crees que te faltan. Este es el atajo más corto que conozco, no solo para sentir felicidad, sino también para mantenerla.

Encuentra la belleza y la apreciación por las pequeñas cosas, ya que las pequeñas cosas se equivalen a las grandes.

Intenta comenzar tu día dando gracias por las cosas que tienes; tu salud, tus hijos, tu trabajo, ya sea el que sea, agradeciendo que tienes uno.

Agradece que tienes a alguien a quien amar.

Agradece que tienes agua limpia para beber, electricidad, una cama caliente y ojos para ver.

Sé agradecido por los días fríos y nevados porque te hacen apreciar los días soleados del verano.

Agradece la tormenta porque cuanto más fuerte es la tormenta, más hermoso es el arcoíris.

La gratitud convierte lo que tienes en suficiente.

Mientras más practiques la gratitud, más cosas lindas llegaran a tu vida porque vivimos en una realidad reflexiva.

Ya sea si te das cuenta o no, el Universo refleja tu mundo interior. Atraes las cosas que piensas.

Neale Walsch, autor de: Conversaciones con Dios, cuenta una historia que ilustra mejor mi punto de agradecimiento por lo que tienes: en su lecho de muerte, un hombre le dice a su esposa que se acerque, ya que tiene muy pocas fuerzas y le queda poco tiempo y desea compartirle una gran lección. “Te voy a decir lo que he aprendido. Recuerda esto siempre: cada mañana, en el momento en que quitas la cabeza de la almohada, tienes todo lo que necesitas”.

No puedes perseguir a la felicidad.

Tienes que PRACTICAR la felicidad.

Se el cambio interior que deseas atraer y reflejar al mundo.

Practica los hábitos que contribuyen a vivir en las emociones de paz, gratitud, aprecio, perdón y mira cómo tu vida se transforma de la enfermedad a la salud, de la supervivencia a la prosperidad y de la decepción a la felicidad.

Como dice el gurú de la felicidad, Shawn Achor: “La felicidad es una elección.”

¡Hazla tu elección!

¡Les deseo a todos una VIDA FELIZ!

Con gratitude,