Es posible que escuches repetidamente, durante estos tiempos de ansiedad extrema y de incertidumbre que cada persona que permanezca en casa puede salvar el mundo.
Puede que dudes del impacto que una sola persona puede tener para salvaguardar a los que amamos, pero en verdad, nunca dudes del poder que una persona puede tener para sanar el mundo.
La siguiente historia me parece apropiada. Espero que lo disfruten también.
Uno a La Vez
“Un hombre caminaba en una playa mexicana al atardecer. A la distancia, podía ver a un nativo que se inclinaba, levantaba algo y lo arrojaba al océano. Una vez que el hombre se acercó, notó que el nativo estaba recogiendo estrellas de mar que se habían atascado en la playa y una a la vez, las estaba arrojando nuevamente al agua.
¿Qué estás haciendo? preguntó el hombre. Estoy arrojando las estrellas de mar de vuelta al agua. Verá, ahora está baja la marea, y todas estas estrellas de mar pronto morirán si no las devuelvo al agua, respondió el nativo.
Entiendo amigo, dijo el hombre, Pero debe haber miles de ellas en esta playa. No es posible llegar a todas ellas. Simplemente hay demasiadas y no te das cuenta de que esto probablemente está sucediendo en cientas de playas arriba y abajo de esta costa ¿No ves que no puedes hacer una diferencia?
El nativo local sonrió, se inclinó y recogió otra estrella de mar, y cuando la arrojó al océano, respondió: Le hizo diferencia a esa.”
Historia de: Jack Canfield y Mark Hansen: Chicken Soup for the Heart and Soul.
Ningún esfuerzo es poco. En la vida, hay muchas ocasiones en que la gente puede pensar, ¿Cuál es la utilidad? De qué sirve mi esfuerzo si no importará; ¡no puede hacer mucha diferencia!
Aprende del nativo mexicano. Tu esfuerzo sí importa.
Estuve en Israel en Julio de 1995, y hubo un incendio que destruyó dos millones de árboles.
El paisaje era negro y quemado. Estuve con una gira de 750 personas de Canadá y los Estados Unidos. Se decidió que todos deberíamos comprar un árbol y plantarlo en nombre de la paz para ayudar a restaurar esta pérdida significativa.
Algunas personas se quejaron de que éramos tan pocos que nunca podríamos hacer una diferencia, entonces, ¿por qué molestarse?
Seguramente 750 turistas no serían suficientes para restaurar la pérdida. Hubiera sido más fácil rendirse incluso antes de comenzar. Podríamos haber adoptado la mentalidad del hombre en la playa que cuestionó los esfuerzos del nativo mexicano ayudando a las estrellas de mar.
Todo comenzó plantando un árbol por persona por $ 11.00 por árbol. En la emoción de hacer una diferencia, por pequeña que fuera, comenzamos a plantar más árboles en honor a alguien que nos importaba en casa.
El total plantamos 2,500 árboles. ¿Se solucionó la pérdida de dos millones de árboles? -No.
¿Hizo alguna diferencia para esos dos millones? Bueno, sí hizo la diferencia para 2,500 árboles.
Imagínate por un segundo si todos tuviéramos la actitud de por qué molestarse ya que el esfuerzo de una persona no puede hacer tanta diferencia, ¿qué pasaría en el mundo?
Ahora ya en el año 2020, 25 años después, en mi reciente viaje a Israel, ahora con mis hijas, visitamos el bosque, y la pérdida de los dos millones de árboles ha sido completamente restaurada.
¿Como? Con una persona, un turista, un árbol a la vez.
Esto sirve para mostrarte cómo cada persona puede marcar la diferencia.
Mientras plantamos árboles en honor al Bat Mitzva de mi hija, sé que su árbol hará una diferencia.
Uno a la vez, así es como se construyen las cosas maravillosas.
Eso no fue diferente para Israel, donde la naturaleza no le dio ningún árbol. Cada árbol que ves en ese país fue plantado por alguien, como tú y yo. Ahora esa tierra desértica desde su fundación en 1948 disfruta de un total de 240 millones de árboles y 280 bosques se han creado
Solo se necesitó una persona, como el mexicano nativo en la playa, que se preocupó lo suficiente, una estrella de mar, un árbol a la vez.
Nunca dudes por un momento la diferencia que un solo acto de bondad puede hacer.
Con gratitud,