Vivir en tiempo prestado, según el diccionario Merriam-Webster, se define como: continuar viviendo más allá del tiempo en que se esperaba que uno muriera.

Cuando introduje por primera vez este concepto en mi libro, The Gratitude Blueprint, e impartí el curso, muchos de los estudiantes se sorprendieron. Es un concepto sobre el que la mayoría de las personas generalmente no están preparadas a pensar o hablar y yo, no les estaba pidiendo que hablaran de ello, sino que también lo aceptaran. Creo que este concepto de tomar conciencia de que vivimos de tiempo prestado es crucial para una vida bien vivida.

Dejame explicar. La vida no se puede medir en años ni en días porque fluye de un momento a otro, de un respiro a otro y nadie sabe cuánto tiempo tenemos. La realidad es que no sólo mueren los enfermos y los ancianos. Cuando era niña, la vida me parecía no tener fin, y pensar en cuánto tiempo me quedaba, nunca se me ocurrió. Creo que es porque de niños, las cosas nos parecen infinitas. Sin embargo, a medida que pasan los años y envejecemos, el concepto de la vida y cuánto más nos queda se vuelve más apremiante.

No hace mucho tiempo yo vivía la vida en auto piloto. Creo que así es como vive la mayoría de la gente. Te despiertas, vas a trabajar, regresas a casa y te ocupas de la familia y otras responsabilidades. Los fines de semana sales y ves a tus amigos y llega una nueva semana y empiezas todo de nuevo. Honestamente, ¿con qué frecuencia en tu día, semana o año pensaste en lo que es el vivir? ¿Alguna vez has pensado por la mañana que hoy podría ser tu último dia y lo afortunado que eres de haber abierto los ojos a un nuevo día?

No.

La mayoría de las personas nunca se conectan con el hecho de que cada día que gozamos es un día más que muchos no tienen, un día más que tomamos prestado de la vida. Todo esto cambió para mí hace unos siete años cuando tube una enfermedad dolorosa crónica y no sabía cuántos buenos años más tendría para disfrutar de la vida si la enfermedad empeoraba. Fue entonces cuando comencé a investigar el tema de la muerte y el más allá, y cuanto más aprendía, menos asustada estaba, pero también sucedió algo más. Cuanto más me conectaba con el hecho de que podía irme de este lugar en cualquier momento, me dio unas ganas de querer vivir con mucha más pasión que nunca.

Cuando mis hijas me escuchan hablar sobre la muerte, me preguntan por qué hablo tanto de eso cuando para ellas es un concepto tan extraño como lo era para mí a sus edades. Aquí está la cosa. No hablo de la muerte y no le enseño a la gente acoger su partida inminente como algo morboso, oscuro o negativo. De hecho, es todo lo contrario. Les enseño a las personas a acoger la muerte para que también acojan la vida con intención y gratitud.

Cuando aceptamos y comprendemos que cada respiro que damos es un privilegio y que no sabemos cuándo llegará nuestro día, nos hace vivir la Vida con más pasión. Nos hace no querer perder un solo segundo preocupándonos por cosas que realmente no importan al final. Las personas en su lecho de muerte nunca se reprochan el haber no trabajado más, o no haberse preocupado más.

No.

Se quejan de no haber disfrutado más de la vida. Para mí, la muerte es lo que hace que la vida sea tan increíblemente deliciosa.

Por eso es importante para mí darte este mensaje. No temas el morir.  Teme el no vivir cuando puedes y recuerda que vives de tiempo prestado. La mayoría de las personas que conozco les da pavor hablar sobre el morir porque es lo que más temen los seres humanos. Sin embargo, para mí hablar del morir se ha vuelto muy natural porque de hecho lo es. El cien por ciento de nosotros morirá algún día, así que tenerle miedo al morir o reprimir ese hecho se me parece absurdo. Creo que, si aprendemos a aceptar la muerte y el morir como una parte natural de la vida, así como lo es el respirar y comer, eso nos puede ayudar a vivir una vida más feliz y conectada.

Déjame preguntarte algo. Si supieras que vivirías para siempre, a lo mejor vivirías de manera diferente a que si supieras que hoy seria tu último dia, ¿no es así? Quizás las cosas que valoras cambiarían una vez que empieces a tener este punto de vista.

  • ¿Te has preguntado qué harías si solo tuvieras hoy?
  • ¿Cómo lo gastarías?
  • ¿Con quién estarías?
  • ¿Qué le dirías a tus seres queridos?

Si no te has hecho estas preguntas, tu misión esta semana es pensar realmente en ellas y espero que elegirás vivir como si hoy fuera tu último día. Yo acojo el morir cada día para poder también acoger el vivir. Dile a tus seres queridos lo que significan para ti y lo que es importante para ti, para que ellos puedan continuar con tu legado. Recuerda, no son solo los enfermos y los ancianos los que mueren. Entonces, ¿por qué no hablar de lo que es importante ahora que todavía estás vivo y con salud?

El saber que estoy viviendo en tiempo prestado me hace saborear más el día. Somos culpables de pasar por la vida en piloto automático y, al hacerlo, nos perdemos de mucho porque creemos que tenemos todo el tiempo del mundo. Pero en realidad, no lo tenemos. Recientemente estuve en Toscana, Italia donde tuve tiempo para pensar en este concepto de vivir de tiempo prestado y es por eso que te escribo.

Despertar con el esplendor de un lugar así me hizo aún más agradecida por la Vida. A veces me sentaba allí durante horas simplemente mirando el horizonte, pensando en lo afortunada que soy de haber tenido suficiente vida hasta ahora para ver un lugar tan mágico con las personas que amo y crear esos recuerdos con mis hijas.

Mi mensaje para ti es este. Reconoce que puedes morir en cualquier momento porque al hacerlo, puede que te haga apreciar el vivir cada día con más entusiasmo. Adquiere el hábito de agradecerle a la Vida por cada día que te da, sabiendo que hoy podría ser tu último. Como dijo Steve Jobs en su discurso ante la clase de graduados de Stanford en 2005, “Tu tiempo es limitado, así que no lo desperdicies viviendo la vida de otra persona.” Vive la vida de tus sueños. Haz lo que quieres hacer, experimenta el mundo y marca cosas de tu lista de deseos ya logrados. Con suerte, tendrás muchos más años saludables y maravillosos por delante, pero en caso de que no los tengas, vive la vida sin remordimientos.

No dejes nada de lo que puedas hacer y decir hoy para mañana. La vida puede parecer corta cuando la vives al máximo y eso es una buena señal de que estás viviendo con intension. Cuando puedes irte a la cama y sentirte agradecido por un día bien vivido, un día en el que hiciste todo lo posible para saborear cada momento, entonces ese no fue un día perdido.

Espero que este mensaje te toque de alguna manera y como nadie sabe lo que depara el próximo momento, déjame expresarte mi gratitud por tu tiempo, tu apoyo a mi trabajo y con suerte, espero haber plantado algunas semillas en tu mente y corazón para que empieces acoger la muerte e intencionalmente la vida como si hoy fuera el último de tus días.

Con gratitud, Waleuska